Mi amigo Rodolfo Echeverría ha escrito en El Universal una apasionada defensa de Pemex tal como es: nacional, propio, nuestro e intocable. Al hacerlo nos recuerda dos principios del PRI: 1) El petróleo es propiedad inalienable e imprescriptible de la Nación, 2) Quien no lo piense así, será expulsado del Partido.
Esto es lo que determinan nuestros principios y nuestros estatutos:
"La expulsión procede por algunas de las causas siguientes: 1. Atentar contra la unidad ideológica del Partido. 2. Sostener y propagar principios contrarios a los contenidos de los documentos básicos del PRI. 3. Realizar acciones políticas contrarias a los documentos básicos o a los lineamientos concretos de los órganos competentes del Partido"
Para cerrar herméticamente este férreo catecismo, los militantes somos advertidos por nuestro Código de Etica -tenemos uno- que, para nosotros, "los ideales, principios, valores y programas del PRI están sobre cualquier aspiración personal o de grupo".
De lo anterior derivo que si me atrevo a propagar que Pemex debería emitir acciones así como ya emite papel de deuda (bonos) corro el riesgo, gulp, de ser expulsado. Imaginar vías distintas de financiamiento para Pemex, o la contratación en otros países de tecnología de perforación que Pemex no tiene, ni puede desarrollar a menos que la invente, ni tiene la mas remota esperanza de obtener en México para explorar y explotar los yacimientos en el Golfo profundo, es violar las estrictas normas del PRI.
Prohibido pensar.
Ni el Partido Comunista de China existen límites semejantes a la libertad de pensar. Me rehuso a tal prohibición. Sugiero algo mejor: queda prohibido prohibir.
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